Sistema cerrado en química: todo lo que necesitas saber para entender su funcionamiento

En química, es común trabajar con sistemas cerrados para estudiar distintas reacciones y procesos. Un sistema cerrado es aquel en el que no hay intercambio de materia con su entorno, pero sí puede haber intercambio de energía. Esto significa que ningún elemento puede ingresar o salir del sistema, pero sí pueden ocurrir transferencias de calor o trabajo.

Vamos a explorar más a fondo las características y propiedades de los sistemas cerrados en química. Veremos cómo se comportan, qué tipos de cambios pueden experimentar y cómo se pueden utilizar para estudiar reacciones químicas. También discutiremos algunos ejemplos de sistemas cerrados en nuestra vida cotidiana y cómo podemos visualizar y representar estos sistemas mediante ecuaciones químicas y diagramas energéticos. En definitiva, al final de este artículo tendrás un entendimiento sólido sobre cómo funcionan los sistemas cerrados en química y cómo se aplican en distintos contextos.

Índice

Qué es un sistema cerrado en química y cómo funciona

ón. Por ejemplo, si se realiza una reacción química exotérmica en un sistema cerrado, la energía liberada por la reacción se puede transferir como calor al entorno o utilizarse para realizar trabajo mecánico dentro del sistema.

En resumen, un sistema cerrado en química es aquel en el que no hay intercambio de materia con el entorno, pero sí hay intercambio de energía. Esto se debe a la conservación de la masa y la energía, que aseguran que la cantidad total de masa y energía en un sistema cerrado se mantenga constante a lo largo del tiempo.

Cuáles son las características de un sistema cerrado

Un sistema cerrado en química es aquel en el cual no se intercambia materia con su entorno, pero sí puede haber intercambio de energía. Esto significa que las sustancias químicas presentes dentro del sistema no pueden entrar ni salir, pero la energía puede ser transferida en forma de calor o trabajo.

Una de las características más importantes de un sistema cerrado es que se encuentra en equilibrio termodinámico, lo que implica que las propiedades macroscópicas del sistema se mantienen constantes a lo largo del tiempo. Esto se debe a que no hay intercambio de materia y por lo tanto, no hay cambios en la composición química de las sustancias presentes en el sistema.

En un sistema cerrado, la energía puede entrar o salir del sistema a través de los límites del mismo. Por ejemplo, si se aplica calor al sistema, la energía térmica se transfiere hacia el interior del sistema y aumenta la temperatura de las sustancias presentes. De igual manera, si se realiza trabajo sobre el sistema, la energía mecánica se transfiere al sistema y produce un cambio en las propiedades macroscópicas del mismo.

Es importante mencionar que aunque no hay intercambio de materia con el entorno en un sistema cerrado, sí puede haber reacciones químicas internas. Estas reacciones ocurren entre las sustancias presentes en el sistema sin que se produzca un cambio en la cantidad total de sustancias. Es decir, la cantidad de reactantes y productos permanece constante a lo largo de la reacción.

Para visualizar mejor las características de un sistema cerrado, podemos imaginar un recipiente herméticamente sellado que contiene agua y vapor de agua en equilibrio. En este caso, no hay intercambio de agua con el entorno, pero sí puede haber transferencia de energía en forma de calor entre el agua y el vapor. El sistema se encuentra en equilibrio termodinámico ya que la temperatura, presión y composición del sistema permanecen constantes a lo largo del tiempo.

Un sistema cerrado en química es aquel en el cual no hay intercambio de materia con el entorno, pero sí puede haber transferencia de energía. Las características principales de un sistema cerrado incluyen su equilibrio termodinámico, la posibilidad de intercambio de energía en forma de calor o trabajo, y la presencia de reacciones químicas internas sin cambio en la cantidad total de sustancias.

Cuál es la importancia de los sistemas cerrados en la química

En el ámbito de la química, los sistemas cerrados juegan un papel fundamental a la hora de entender y analizar diferentes procesos y reacciones químicas. Un sistema cerrado se define como aquel en el que no existe intercambio de materia con el entorno externo, aunque puede haber transferencia de energía.

La importancia de los sistemas cerrados radica en que permiten estudiar y manipular diferentes variables dentro del sistema sin tener en cuenta las influencias externas. Esto resulta fundamental para poder llevar a cabo experimentos controlados y obtener resultados reproducibles y confiables.

Al trabajar con sistemas cerrados, es posible medir la cantidad de energía que entra o sale del sistema, así como también realizar cambios en la presión, la temperatura y el volumen. Estas variables son fundamentales para comprender cómo se comportan las sustancias químicas bajo diferentes condiciones y cómo se producen las reacciones químicas.

Además, al contar con un sistema cerrado, es posible establecer balances de materia y energía, lo que permite evaluar la eficiencia de un proceso químico y determinar si se cumple la ley de conservación de la masa y la energía. Estos balances son esenciales para el diseño y optimización de procesos industriales, así como también para la predicción de resultados en operaciones unitarias.

Características principales de los sistemas cerrados:

  • No hay transferencia de materia con el entorno externo
  • Puede haber transferencia de energía
  • Las variables de presión, temperatura y volumen pueden ser ajustadas o controladas
  • Permite el estudio de reacciones químicas y cambios de estado
  • Posibilita el establecimiento de balances de materia y energía

Los sistemas cerrados son fundamentales en la química ya que permiten estudiar y analizar reacciones y procesos químicos bajo condiciones controladas. Su uso es clave tanto en el ámbito científico como en la industria química, donde se busca optimizar y mejorar diferentes procesos para obtener resultados eficientes y seguros.

Cuál es la diferencia entre un sistema cerrado y otros tipos de sistemas en química, como el sistema abierto y el sistema aislado

En química, es fundamental comprender los diferentes tipos de sistemas que existen y cómo funcionan. Uno de estos tipos es el sistema cerrado, que se diferencia de otros como el sistema abierto y el sistema aislado.

El sistema cerrado es aquel en el cual la materia no puede intercambiar sustancias con su entorno, pero sí puede intercambiar energía en forma de calor o trabajo. A diferencia del sistema abierto, donde hay intercambio tanto de sustancias como de energía, y del sistema aislado, donde no hay intercambio de ninguna de las dos.

Características principales del sistema cerrado en química

El sistema cerrado es una parte del universo que se encuentra limitada y aislada de su entorno en cuanto a intercambio de sustancias se refiere. Sin embargo, sí puede recibir o liberar energía en forma de calor o trabajo.

Una de las características clave del sistema cerrado es que la cantidad total de materia en el sistema se mantiene constante. Esto significa que no hay ingreso ni salida de sustancias desde el sistema hacia su entorno.

Además, la energía puede fluir dentro y fuera del sistema cerrado, lo que permite cambios en su estado termodinámico. Por ejemplo, si se le suministra calor al sistema cerrado, su temperatura aumentará y se producirán cambios internos en sus componentes.

Ejemplos de sistemas cerrados en química

Para comprender mejor la idea de un sistema cerrado en química, es útil mencionar algunos ejemplos comunes:

  1. Un matraz cerrado con una reacción química en su interior.
  2. Un reactor químico que está aislado del entorno pero permite el intercambio de calor.
  3. Una célula electroquímica donde ocurre una reacción redox.

En todos estos ejemplos, se puede observar que no hay transferencia neta de materia entre el sistema y su entorno, pero sí puede haber flujo de energía en forma de calor o trabajo.

Importancia de comprender los sistemas cerrados en química

El estudio de los sistemas cerrados en química es esencial para entender cómo funcionan las reacciones químicas y cómo se pueden manipular para obtener determinados resultados.

Al comprender las características de un sistema cerrado, los químicos pueden controlar variables como la temperatura, la presión y el tiempo para obtener productos deseados y minimizar subproductos indeseables.

Además, el conocimiento de los sistemas cerrados permite predecir cómo se comportarán diferentes sustancias en diferentes condiciones, lo que es fundamental tanto en investigación como en aplicaciones prácticas en sectores industriales.

Cómo se puede describir el equilibrio en un sistema cerrado

El equilibrio en un sistema cerrado es un concepto clave en química que nos permite comprender cómo se comportan las reacciones químicas en condiciones controladas. Para entender su funcionamiento, es importante primero tener claridad sobre qué se entiende por un sistema cerrado.

Un sistema cerrado en química se refiere a un sistema en el cual no hay intercambio de materia con su entorno, pero sí puede haber transferencia de energía. Esto significa que la cantidad total de materia dentro del sistema permanece constante a lo largo del proceso, mientras que la energía puede intercambiarse a través de calor o trabajo.

En este tipo de sistema, ocurren reacciones químicas en las cuales los reactivos se convierten en productos. Estas reacciones pueden estar en equilibrio, lo que implica que tanto la velocidad de la reacción directa como la velocidad de la reacción inversa son iguales y constantes.

¿Cómo se puede describir el equilibrio en un sistema cerrado?

El equilibrio en un sistema cerrado se describe mediante la ley de acción de masas y la constante de equilibrio (K). La ley de acción de masas establece que, a una temperatura y presión constantes, la concentración de los reactivos y productos de una reacción química en equilibrio se relaciona a través de una expresión matemática.

La constante de equilibrio (K) es una medida numérica que indica la posición de un sistema en equilibrio. Se calcula dividiendo el producto de las concentraciones de los productos elevados a sus coeficientes estequiométricos por el producto de las concentraciones de los reactivos elevados a sus coeficientes estequiométricos.

En una reacción química en equilibrio, el valor de la constante de equilibrio (K) permanece constante siempre y cuando no se modifiquen las condiciones del sistema, como la temperatura o la presión. Si alguna de estas condiciones se altera, el sistema busca restablecer el equilibrio modificando las velocidades de las reacciones directa e inversa para volver a alcanzar el valor de K.

Factores que afectan el equilibrio en un sistema cerrado

Existen varios factores que pueden alterar el equilibrio en un sistema cerrado. Estos incluyen cambios en la temperatura, la presión, la concentración de los reactivos o productos, y la adición de un catalizador.

La temperatura es uno de los factores más importantes que afecta el equilibrio químico. En general, un aumento en la temperatura favorece la reacción endotérmica, mientras que una disminución en la temperatura favorece la reacción exotérmica. Esto se debe a que el cambio en la energía térmica afecta la velocidad de la reacción.

La presión también puede afectar el equilibrio, especialmente en sistemas gaseosos. Cuando se aumenta la presión, se favorece la reacción que genera menos moles de gas, según lo establecido por el principio de Le Chatelier. Por otro lado, si se disminuye la presión, se favorece la reacción que genera más moles de gas.

Otro factor que influye en el equilibrio es la concentración de los reactivos y productos. Si se incrementa la concentración de un reactivo, la reacción se desplaza hacia la formación de más productos para contrarrestar dicho aumento. Por el contrario, si se incrementa la concentración de un producto, la reacción se desplaza hacia la formación de más reactivos.

Por último, la adición de un catalizador puede afectar el equilibrio facilitando la velocidad tanto de la reacción directa como de la reacción inversa. Sin embargo, es importante destacar que un catalizador no altera la constante de equilibrio (K), ya que solo acelera la velocidad a la cual se alcanza el equilibrio.

El equilibrio en un sistema cerrado es un concepto fundamental en química que nos permite entender cómo ocurren y se comportan las reacciones químicas en condiciones controladas. A través de la ley de acción de masas y la constante de equilibrio (K), podemos describir y cuantificar la posición del equilibrio en una reacción química.

Además, existen varios factores que afectan el equilibrio en un sistema cerrado, como la temperatura, la presión, la concentración de los reactivos o productos, y la presencia de un catalizador. Estos factores pueden modificar la posición del equilibrio, pero no alteran la constante de equilibrio (K).

Qué leyes o principios se aplican a los sistemas cerrados en química

En la química, los sistemas cerrados juegan un papel fundamental en diversos procesos y reacciones. Un sistema cerrado se define como aquel en el que no hay intercambio de materia con su entorno, pero sí puede existir intercambio de energía.

Existen varias leyes y principios que se aplican a los sistemas cerrados en química, y comprenderlos es esencial para entender cómo funcionan estos sistemas y cómo se desarrollan las reacciones en ellos.

Ley de conservación de la masa

La ley de conservación de la masa establece que en un sistema cerrado, la masa total se mantiene constante antes, durante y después de una reacción química. Esto significa que la cantidad total de átomos de cada elemento presente en el sistema permanece inalterada, sin importar los cambios que puedan ocurrir en las moléculas o compuestos involucrados en la reacción.

Esta ley es fundamentada por el principio de Dalton, que establece que los átomos no pueden ser creados ni destruidos durante una reacción química, solo pueden ser rearranjados en diferentes combinaciones.

Principio de conservación de la energía

El principio de conservación de la energía, también conocido como la primera ley de la termodinámica, establece que la energía total en un sistema cerrado se conserva. Esto significa que la energía no puede ser creada ni destruida, solo puede cambiar de una forma a otra.

En un sistema cerrado, la energía puede ser transferida en forma de calor o trabajo. Por ejemplo, una reacción química puede liberar calor al entorno o realizar trabajo sobre un objeto. Sin embargo, la suma de todas las formas de energía (cinética, potencial y otras) se conserva en el sistema cerrado.

Principio de equilibrio termodinámico

El principio de equilibrio termodinámico establece que en un sistema cerrado, una vez alcanzado el equilibrio, no hay cambios netos en las propiedades macroscópicas del sistema. Esto significa que no hay cambios en la temperatura, presión o concentración de los componentes del sistema a nivel global.

El equilibrio termodinámico se alcanza cuando las tasas de las reacciones directa e inversa se vuelven iguales, y no hay cambios aparentes en las propiedades macroscópicas del sistema con el tiempo.

La ecuación de estado de los gases ideales

En un sistema cerrado que involucra gases, se pueden utilizar las ecuaciones de estado de los gases ideales para describir su comportamiento. La ecuación de estado más comúnmente utilizada es la ecuación de los gases ideales:

PV = nRT

donde P es la presión, V es el volumen, n es la cantidad de sustancia en moles, R es la constante de los gases ideales y T es la temperatura absoluta.

Esta ecuación relaciona estas cuatro variables y permite calcular una variable cuando se conocen las otras tres. Es especialmente útil en sistemas cerrados donde la masa y el volumen de los gases son constantes.

Los sistemas cerrados en química están regidos por principios y leyes fundamentales, como la conservación de la masa, la conservación de la energía, el equilibrio termodinámico y las ecuaciones de estado. Estos conceptos nos permiten comprender cómo funcionan y evolucionan los sistemas químicos, sentando las bases para el estudio y desarrollo de múltiples aplicaciones en el campo de la química y ciencias relacionadas.

Cuáles son algunos ejemplos comunes de sistemas cerrados en la vida cotidiana

Los sistemas cerrados son un concepto fundamental en química y en muchas otras áreas de la ciencia. Se definen como aquellos sistemas que no pueden intercambiar materia ni energía con su entorno externo. Esto significa que todas las reacciones químicas y procesos que ocurren dentro de un sistema cerrado están confinados y no se ven afectados por el entorno exterior.

En la vida cotidiana, existen varios ejemplos comunes de sistemas cerrados. Uno de los ejemplos más simples es una botella de refresco sin abrir. Antes de abrir la botella, todo el dióxido de carbono disuelto en el líquido está en equilibrio con el aire encerrado en el espacio sobre el líquido. Una vez que se abre la botella, el sistema ya no es cerrado, pues se permite el intercambio de masa (el dióxido de carbono puede escapar) y la presión dentro del sistema cambia.

Otro ejemplo de un sistema cerrado puede ser un termo bien aislado

Imagina que llevas contigo un termo lleno de café caliente cuando sales de casa en un día frío. El termo está diseñado para mantener la temperatura caliente del café durante un período prolongado debido a su capacidad de aislar el calor. En este caso, el termo actúa como un sistema cerrado, ya que no hay transferencia de calor entre el café caliente y el ambiente externo frío en el momento en que lo cerramos herméticamente.

Ahora, cuando abres el termo, permites que el calor escape y que el café se enfríe más rápidamente. Es un proceso completamente diferente que involucra cambios en la temperatura del café y su entorno.

Un tercer ejemplo puede ser una batería alcalina no utilizada. Antes de su uso, la batería se considera un sistema cerrado porque todas las reacciones químicas en el interior están ocurriendo en un ambiente aislado y sin intercambio de masa ni energía. Una vez que la batería se utiliza, las reacciones químicas ocurren y los componentes de la batería se agotan con el tiempo, lo cual es evidencia de un sistema abierto.

  • Cuando sublima hielo seco

Otro ejemplo común es la sublimación del hielo seco. El hielo seco, que es dióxido de carbono sólido, pasa directamente al estado gaseoso sin pasar por el estado líquido mediante el proceso de sublimación. Este cambio de fase ocurre en un sistema cerrado, ya que no hay transferencia de masa ni energía entre el hielo seco y su entorno. En lugar de derretirse en un líquido, el hielo seco se volatiliza y se convierte en gas.

En conclusión

Los sistemas cerrados son importantes en química y otros campos científicos debido a su naturaleza controlada. Los ejemplos comunes de sistemas cerrados en la vida cotidiana incluyen botellas de refrescos sin abrir, termos bien aislados, baterías no utilizadas y la sublimación del hielo seco.

Qué ocurre cuando un sistema cerrado experimenta cambios físicos y químicos

Un sistema cerrado en química es aquel que no intercambia materia con su entorno, pero sí puede intercambiar energía en forma de calor o trabajo. Cuando un sistema cerrado experimenta cambios físicos y químicos, se producen diferentes consecuencias dependiendo de la naturaleza de dichos cambios.

En primer lugar, cuando se produce un cambio físico en un sistema cerrado, esto implica que las propiedades físicas del sistema se alteran sin que haya una modificación en su composición química. Por ejemplo, si tenemos un recipiente cerrado que contiene agua líquida a temperatura ambiente y le aplicamos calor, el agua pasará al estado gaseoso sin que haya habido un cambio en su composición química. Este tipo de cambios físicos incluyen procesos como la evaporación, condensación, fusión y solidificación.

Por otro lado, los cambios químicos que ocurren en un sistema cerrado implican una reorganización de las moléculas presentes en el sistema, lo que da lugar a la formación de nuevas sustancias. Estos cambios químicos pueden ser evidenciados a través de reacciones químicas, donde se observa la transformación de los reactivos en productos. Un ejemplo claro de un cambio químico es la combustión, donde una sustancia se combina con el oxígeno para formar productos nuevos, liberando energía en forma de calor y luz.

Es importante tener en cuenta que tanto los cambios físicos como los cambios químicos en un sistema cerrado obedecen a las leyes de la termodinámica. La primera ley de la termodinámica establece que la energía total de un sistema cerrado se mantiene constante, es decir, la energía no puede ser creada ni destruida, solo transformada. En cuanto a la segunda ley de la termodinámica, establece que en un sistema cerrado, la entropía tiende a aumentar con el tiempo. La entropía es una medida de la dispersión de la energía dentro del sistema y su incremento se relaciona con la tendencia de los sistemas a alcanzar estados de mayor desorden y estabilidad.

Ejemplos de cambios físicos y químicos en un sistema cerrado

A continuación, se presentan algunos ejemplos de cambios físicos y químicos que pueden ocurrir en un sistema cerrado:

  • Cambio físico: Una sustancia pasa del estado sólido al líquido.
  • Cambio químico: La oxidación de un metal expuesto al aire, formando una capa de óxido sobre su superficie.
  • Cambio físico: El aumento de presión en un recipiente cerrado debido a la compresión de un gas.
  • Cambio químico: La fermentación de la glucosa por parte de las levaduras para producir alcohol etílico y dióxido de carbono.

Cuando un sistema cerrado experimenta cambios físicos, sus propiedades físicas se modifican sin que haya alteración en su composición química. Por otro lado, los cambios químicos implican la formación de nuevas sustancias a través de reacciones químicas. Ambos tipos de cambios están regidos por las leyes de la termodinámica y juegan un papel fundamental en el estudio de la química y sus aplicaciones en diversos campos.

Cuáles son las implicaciones prácticas de comprender y trabajar con sistemas cerrados en la química

Los sistemas cerrados son fundamentales en el estudio y aplicación de la química. Comprender cómo funcionan y sus implicaciones prácticas es esencial para los químicos y científicos que trabajan en este campo.

Un sistema cerrado se define como un sistema químico que no interactúa con su entorno exterior. Esto significa que no hay intercambio de materia o energía con el entorno, lo que permite un estudio más preciso de las reacciones químicas y de otras propiedades del sistema.

Implicaciones prácticas de trabajar con sistemas cerrados:

  • Análisis preciso de reacciones: Al no haber influencia del entorno externo, los experimentos realizados en sistemas cerrados permiten obtener datos más precisos sobre la velocidad de reacción, la formación de productos y otros parámetros químicos. Esto es especialmente útil para estudiar reacciones complejas o rápidas.
  • Control de variables: Al eliminar la interacción con el entorno, se puede controlar de manera más precisa las condiciones dentro del sistema. Esto implica tener un mayor control sobre la temperatura, presión, concentración de sustancias y otros factores relevantes en una reacción química. Esto a su vez, permite un estudio más detallado de cómo estas variables afectan la reacción y sus resultados.
  • Simulación y modelado: Los sistemas cerrados también son útiles para simular y modelar reacciones químicas en condiciones ideales. Estos modelos se utilizan para predecir el comportamiento de sustancias y reacciones en situaciones controladas y pueden ser utilizados para diseñar procesos químicos más eficientes y seguros.
  • Aplicaciones tecnológicas: La comprensión de los sistemas cerrados en la química tiene numerosas aplicaciones en la industria y tecnología. Por ejemplo, en la producción de medicamentos, la síntesis de productos químicos y el desarrollo de nuevos materiales. Estudiar los sistemas cerrados permite optimizar estos procesos, reducir costos y mejorar la calidad de los productos finales.

Los sistemas cerrados en la química son herramientas fundamentales para el estudio y aplicación de esta ciencia. Sus implicaciones prácticas son diversas y abarcan desde un análisis más preciso de reacciones hasta la simulación y modelado de sistemas químicos. Comprender cómo funcionan y trabajar con ellos permite avanzar en el conocimiento de la química y desarrollar aplicaciones tecnológicas innovadoras.

En qué áreas de la química se utiliza más frecuentemente el concepto de sistemas cerrados

En el campo de la química, el concepto de sistemas cerrados se utiliza frecuentemente en varias áreas de estudio. Una de las áreas más comunes es la termodinámica, donde se explora el comportamiento de sustancias y energía en un sistema aislado del entorno externo.

En termodinámica, un sistema cerrado se define como aquel en el que no hay transferencia de materia con su entorno, pero sí puede haber transferencia de energía en forma de calor o trabajo. Esto significa que no se pueden intercambiar partículas o compuestos químicos con el entorno, pero aún así se pueden producir cambios internos debido a la interacción energética.

Otra área donde se utiliza ampliamente el concepto de sistemas cerrados es la cinética química. En este campo, se estudian las velocidades de reacción y los factores que influyen en ellas. Un sistema cerrado se utiliza para analizar experimentos donde se mantiene constante la cantidad de reactantes y productos involucrados en la reacción, lo que permite evaluar únicamente la influencia de las condiciones y variables externas en la velocidad de la misma.

Además, el concepto de sistema cerrado también se aplica en la espectroscopía, una técnica utilizada para identificar y caracterizar compuestos químicos. En este caso, se emplea un sistema cerrado para medir la absorción, emisión o dispersión de radiación electromagnética por parte de una muestra. Al mantener el sistema cerrado, se asegura que la radiación analizada solo provenga de la muestra en estudio, sin interferencia del entorno.

Finalmente, el estudio de la reactividad química también se beneficia del uso de sistemas cerrados. Al mantener constante la cantidad de sustancias involucradas en una reacción química y evitar intercambios con el entorno, es posible estudiar la cinética, los productos formados y las propiedades de los mismos sin influencias externas directas.

El concepto de sistemas cerrados es ampliamente utilizado en diversas áreas de la química, como la termodinámica, la cinética química, la espectroscopía y el estudio de la reactividad. Su aplicación permite un análisis más preciso y controlado de fenómenos químicos, al eliminar las variables externas que puedan afectar los resultados obtenidos en los experimentos.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Qué es un sistema cerrado en química?

Un sistema cerrado en química es aquel en el que no hay intercambio de materia con el entorno, pero sí puede haber transferencia de energía.

¿Cuál es la diferencia entre un sistema cerrado y un sistema abierto en química?

La diferencia radica en que en un sistema cerrado no hay intercambio de materia con el entorno, mientras que en un sistema abierto sí hay dicho intercambio.

¿Puede haber transferencia de calor en un sistema cerrado?

Sí, en un sistema cerrado puede haber transferencia de calor a través de sus fronteras sin que haya intercambio de materia.

¿Qué tipos de sistemas cerrados existen en química?

Existen dos tipos de sistemas cerrados en química: los sistemas cerrados termodinámicos, donde no hay transferencia de calor ni trabajo, y los sistemas cerrados adiabáticos, donde no hay transferencia de calor pero sí puede haber trabajo.

¿Cómo se representa un sistema cerrado en un diagrama de energía?

Un sistema cerrado se representa mediante un cuadrado o un círculo con líneas que lo delimitan, indicando que no hay intercambio de materia, pero sí puede haber transferencia de energía.

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